El orgullo no enaltece rebajando a quien lo tiene, es ceguera que mantiene y espejismo que envanece.
Es oropel de jactancia del que se cree dios chico; noble, fuerte, sabio o rico, vestido de petulancia.
Y los que sin atributos se creen de oro y plata, su vanidad los delata, tras de orgullosos, son brutos.
Nunca te debes inflar porque en esta vida vana, no sabes si en el mañana, otro te vendrá a humillar.
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