El que hace un favor y después lo saca en cara, mejor no se molestara que no hacerlo es mejor.
Un impulso debe ser nacido del corazón y no una oblicación del que lo puede ofrecer.
Se hará con gesto amable para que sea bien dado, porque si se muestra enfado es lago desgradable.
El verdadero favor debe ser sin interés, sin esperar que después vuelva en ganancia mayor.
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